Este mito narra la conspiración que llevaron a cabo los hombres, en época del Antiguo Egipto, para derrocar a los Dioses utilizando los poderes y habilidades que estos les habían brindado para crecer y prosperar sobre el planeta; poderes que los hombres utilizaron para idear artimañas con la intención de la destrucción final de los Dioses.
Este hecho provocó que Ra convocase un concilio con las deidades más poderosas que tomaron la decisión de que Sejmet, la más poderosa y de fuerza inigualable, se manifestase sobre la tierra con el fin de aplacar la revuelta. De esta manera, cada noche, Sejmet se manifestaba asesinando y bebiendo la sangre de los humanos que tenían perversos planes en contra de los Dioses y.
Los Dioses se volvieron a reunir y determinaron que el castigo ya había sido suficiente, pero no pudieron controlar la voraz sed de sangre de Sejmet, quien hizo caso omiso de la voluntad de los otros dioses y continuó manifestándose noche tras noche y asesinando indistantemente a humanos.
El Dios Ra se percató entonces de que Sejmet no finalizaría su matanza hasta haber extinguido en su totalidad la raza humana, e ideó un plan para acabar con los asesinatos. Consiguió unas plantas lefantinas, una especia de droga con capacidad para alterar la mente, y junto con hojas de opio las envió al dios Sekti, en Heliopolis. Sekti llenó de cerveza un pantano por el que sabía que pasaría Sejmet y añadió las plantas. Posteriormente, tiñó la cerveza con una arenisca caraterística de la zona que dio al pantano un color rojizo, idéntico al de la sangre.
Esa misma noche, Sejmet pasó por la zona, y cuando vio el pantano rebosando de lo que ella imaginó que era sangre, se regocijó y bebió hasta la última gota de cerveza, embargando así su corazón de una profunda alegría y olvidando de esta manera sus ideas de destruir la humanidad.
lunes, 24 de mayo de 2010
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